La Recrónica

18.12.2019

El senior venció de nuevo, lo hizo fuera de casa, en Guaro. Lamentablemente el encuentro tuvo que suspenderse antes de que se cumpliera el tiempo reglamentario debido a la agresión de un jugador del equipo local al árbitro. Lamentable incidente, por lo que respecta a la integridad del Sr. colegiado, pero más lamentable aún por las consecuencias que de este se derivan...

Y es que al fin y al cabo, a pesar del mal rato y del susto, el Sr. árbitro se marchó a casa sin más percances y sin ninguna secuela física. Pero este tipo de incidentes tienen una influencia muy negativa en nuestro deporte que va mucho más allá del acto de agresión en sí. De hecho es especialmente revelador que un equipo modesto como el nuestro vaya ganando en un enfrentamiento fuera de casa y que cuando el árbitro adopta una decisión en contra del equipo local se produzcan incidentes antideportivos que no siempre desembocan en la suspensión del encuentro, aunque en esta ocasión haya ocurrido así. El "modus operandi" es siempre el mismo y las ocasiones en las que nuestro equipo senior ha vencido fuera de casa y ha tenido que sufrir/presenciar incidentes de este tipo son muchas, tantas que representan un porcentaje muy elevado del total de victorias foráneas de nuestro primer equipo masculino.

Y ahora vienen las consecuencias... Cuando el juez deportivo de este partido arriba a su delegación del Colegio de Árbitros comenta, como cada semana, los pormenores del partido con sus compañeros. Así todos identifican la "peligrosidad" de tal o cual campo y tal o cual equipo, y en el siguiente partido que se disputa con ese equipo o en ese campo el colegiado salta al terreno de juego... condicionado. Es humano y es inevitable. Nuestro juicio nos hace recopilar toda la información que tenemos antes de enfrentarnos a una tarea sea cual sea. Los árbitros no saltan al campo sólo con el reglamento en la cabeza, saltan con sus experiencias anteriores, con las consignas oficiales (y extraoficiales) de su colegio arbitral, con sus filias, con sus fobias... y todo influye. La próxima vez que un equipo visitante vaya ganando en ese campo y el árbitro deba adoptar una decisión punitiva contra el equipo local el ambiente y este incidente previo estarán ahí. Podrán pasar sin sanción entradas bruscas a los jugadores visitantes e incluso agresiones. Porque muchas veces el árbitro prioriza su seguridad personal a la del resto de participantes en el partido. Es natural, pero reprobable.

Por eso nos duele la agresión al árbitro de este fin de semana. Moralmente nos duele por él, por que su valentía haya tenido esta consecuencia. Pero físicamente nos duele por las agresiones que ya hemos sufrido y las que sufriremos cuando el árbitro decida que su seguridad está en juego y que no la va a poner en peligro por salvaguardar la de los jugadores de uno u otro equipo. Eso nos duele más, nos ha dolido más y nos dolerá más.